Cómo la meditación bíblica forma misioneros transculturales, ft. Justin Burkholder

Justin Burkholder y David Puerto conversan sobre la importancia de leer y meditar la Biblia con sensibilidad cultural. Una reflexión profunda sobre cómo la Palabra de Dios trasciende culturas, sostiene al misionero y nutre la vida espiritual en medio del cambio y la inestabilidad.

VIDEO:

PODCAST:

Transcripción:

David Puerto:

Bienvenidos nuevamente a este espacio de TEAM Latinoamérica. Estamos hablando de temas esenciales, temas esenciales. Y en nuestro último encuentro hablábamos acerca de las disciplinas espirituales.

Y estamos intentando, en esta pequeña serie de temas esenciales, conectar nuestra piedad y nuestro caminar con Cristo con su misión global, la misión global de Dios. ¿Cómo se conectan estos dos temas? ¿Y cómo nosotros podemos desarrollar una vida cristiana que dé gloria a Dios y traiga fruto para su nombre entre las naciones?

En este encuentro, en este episodio, nosotros vamos a hablar acerca de la lectura y de la meditación de las Escrituras.

Y bueno, Justin nos acompaña otra vez acá. Gracias por estar con nosotros, Justin.

Justin Burkholder:

Siempre un privilegio.

David Puerto:

¿Cómo, cómo la meditación de la Biblia, la lectura de las Escrituras, puede ayudarnos a entender de mejor manera una cultura distinta a la nuestra? Comencemos por ahí.

Justin Burkholder:

Pues yo creo que la Biblia, leída correctamente, es una inmersión en otra cultura. O sea, a final de cuentas, todos nosotros, ninguno de nosotros existíamos y vivíamos en la cultura en la que fueron escritas las Escrituras.

Entonces, el buen lector de la Biblia está intentando entender los deseos, las aspiraciones, los anhelos, los propósitos del autor y de esta audiencia original al leer un texto. Entonces, yo siento que la lectura bíblica bien hecha es un ejercicio multicultural.

Aunado a eso, pues obviamente, si tú mismo te encuentras en otra cultura mientras estás leyendo este texto que fue escrito desde otra cultura, aún hay muchas diferentes capas donde uno va aprendiendo cómo hacer ese análisis cultural de un cierto grupo, cómo luego tomar los principios para mi vida y, luego, cómo también aún aplicar esos principios a una tercera cultura.

Entonces, hay muchas diferentes capas. Y yo creo que cuando muchos solemos leer la Biblia solo como si fuese así muy devocional, muy personal, perdemos de vista este aspecto contextual, este aspecto cultural en la lectura de la Biblia.

David Puerto:

Por decirlo de alguna manera, vamos a las Escrituras, las abrimos y decimos: “Bueno Dios, ¿qué quieres decirme a mí hoy?” 

Justin Burkholder:

Exacto. 

David Puerto:

En este año, este momento de la historia. Y realmente la Biblia tiene muchas implicaciones culturales.

Por ejemplo, cuando leemos el libro de Rut: ¿qué es eso del pariente redentor? Y cuando leemos en el Nuevo Testamento asuntos de la circuncisión, cómo los judíos miraban eso, cómo los gentiles miraban eso.

Vemos a Pablo acercarse a diferentes contextos, religiosos o no religiosos también o multireligiosos. Él predica de cierta manera a los gentiles sin trasfondo religioso judío. Él predica de cierta manera en Atenas. Él predica de cierta manera a los griegos, a los filósofos. Y vemos una mezcla de culturas en las Escrituras.

Y nosotros aprendemos mucho de la cultura en la Biblia, pero también cómo las verdades de Dios trascienden las culturas. ¿Qué nos puedes decir acerca de esto?

Justin Burkholder:

Pues lo interesante, obviamente, es que las Escrituras, la Biblia, es uno de los libros más traducidos a lo largo de la historia del mundo, en sabe qué cantidad de idiomas. Ha penetrado un sinfín de culturas que, a final de cuentas, estas verdades ni siempre tienen que ser por completo explicadas.

O sea, una de las cosas más poderosas que ha hecho la obra misionera transcultural es traducir las Escrituras al idioma particular y, luego, las Escrituras hablan por sí mismas. Ahora, obviamente, cada cultura lee y percibe y palpa cosas distintas de lo que otras culturas, simplemente por el contexto que traen.

Pero estas verdades, las que vemos en las Escrituras, la verdad acerca de quién es Dios, qué ha hecho Dios, quién es Jesús, qué ha hecho Jesús, quién es Él… estas verdades no son definidas por una sola cultura. Más bien, trascienden todas las culturas y son, por decirlo así, la única verdad absoluta.

Hay muchas cosas que quizás son más relativas, que tu cultura lo hace de una forma, mi cultura lo hace, otras culturas lo hacen de otra manera. Pero la verdad absoluta, la verdad reguladora de todas las otras verdades, la vemos en las Escrituras, que trasciende, que trasciende todas las otras culturas.

David Puerto:

Y ahora hablamos de las Escrituras desde este punto de vista cultural, de las diferencias culturales. Y eso que también nosotros tenemos que prestar atención, porque si queremos comunicar el evangelio a una cultura en particular —aún las grandes ciudades tienen su propia cultura y hay subculturas dentro de las grandes ciudades—, pero si queremos comunicar el evangelio, tenemos que entender este libro de Dios, la revelación de Dios, en su propio contexto, en su propia cultura, escrita a sus lectores originales.

Y también entender nuestra cultura, pero entender la otra cultura. Ya hemos hablado un poquito de eso y hay libros enteros que hablan de eso. Recuerdo un libro de Paul Hiebert, que se llama “Pensamientos antropológicos para la misión”, una cosa así. Pero son contenidos muy buenos para los misioneros que van a intentar predicar el evangelio en otra cultura.

Ahora, hablando del día a día de un creyente, un joven, una señorita creyente, una pareja que quiere profundizar en las Escrituras para también el propósito de enseñarla, de comunicarla, comunicar la verdad del evangelio en una cultura diferente a la de ellos… ¿Qué hábitos ayudan a mantener una lectura bíblica constante en medio de tanto cambio, tanta inestabilidad también?

También cuando uno, como decíamos en el primer episodio, uno cambia de lugar y todo cambia: la cultura, la manera de comunicar, la manera de entender a la gente, las situaciones, las circunstancias particulares. Pero, ¿cómo mantener un hábito y cuáles hábitos nos ayudan para mantener una lectura y meditación de la Biblia constante?

Justin Burkholder:

Pues mira, yo sé que todos quizás son diferentes, pero en mi caso particular, yo he encontrado que apartar un mismo tiempo diariamente es absolutamente necesario para yo mantener mi disciplina espiritual.

Si yo simplemente digo “voy a leer la Biblia todos los días”, pero no literalmente aparto el tiempo todos los días, cuando lo voy a hacer, lo más probable es que algo más, entre comillas “urgente”, va a llenar ese espacio y va a llegar el fin del día, y ahí ya estoy cansado y mejor me duermo.

Entonces, yo creo que, muy prácticamente, es de apartar un espacio. Para mí, la mañana siempre ha sido un buen momento. Hay más silencio, no hay tanta urgencia, no me están enviando mensajes ni llamadas. Entonces, yo creo que es apartar un tiempo.

Y yo creo que tener un horario, un calendario de lectura, tener planificado anticipadamente qué voy a leer, ayuda mucho a mantener a uno disciplinado. No tiene que levantarse todos los días… Yo creo que mucha gente abre la Biblia como abren el periódico: “A ver qué historia me interesa hoy, a ver qué voy a leer hoy”. Para algunos quizás pueda funcionar; para mí no.

Entonces, tener un calendario. Y lo bueno es que, en la época en la que nosotros vivimos, con aplicaciones como la aplicación de la Biblia que tenemos en nuestros teléfonos o lo que sea, hay un sinfín de planes: planes temáticos, planes que van libro por libro, planes que te llevan por toda la Biblia en un año. Entonces, yo creo que escoger un calendario o un horario de lectura que te guía por diferentes partes, ayuda mucho a mantener esa disciplina constante.

David Puerto:

¿Qué le dirías a aquellas personas que no les gusta la palabra “disciplina”? Dicen: “Uh, disciplina, no, hablemos de otra cosa, porque yo quiero ir con ganas a leer la Biblia, yo quiero de verdad tener deseos que me nazcan”.

Justin Burkholder:

Claro, sí…

David Puerto:

Y claro, un plan de lectura que sí, se puede volver en algo rígido, ¿sí?, en algo regular que no tiene mucha profundidad y mucho sentido, que lo haces solo por marcar. Pero, ¿qué le dirías tú?, ¿cómo animarías a un hermano o una hermana que lucha con la palabra disciplina, con la idea de la disciplina?

Justin Burkholder:

Ay, pues mira, estás hablando con una persona que suele ser muy disciplinada, vamos. Entonces, yo creo que en general la Biblia afirma la disciplina. Dice Pablo, como mencioné en el episodio anterior: “Disciplínate para la piedad”.

Pero yo entiendo que gente quizás como yo se nos puede pasar la mano con la disciplina y perdemos un cacho de la espontaneidad. Pero yo creo que lo que nosotros vemos… hay una cita que vengo dándole vueltas, de G. K. Chesterton, que él dice algo como: “La estructura en la vida permite que luego las cosas buenas corran así como locas”, que a final de cuentas, cierta estructura permite ya una espontaneidad muy hermosa.

Yo creo que nosotros pensamos que la estructura, la disciplina, va a ahorcar la diversión o va a ahorcar las cosas buenas, pero en realidad cierta estructura —y para cada quien tiene que ser diferente, o sea, no todos se van a dormir a la hora que yo me duermo ni se van a levantar a la hora que yo me levanto—, pero yo creo que se requiere eso.

Y mucho, yo pienso, para el obrero multicultural: cómo se disciplina tiene que depender en parte del contexto y la cultura en la que se encuentra, porque hay ritmos y rutinas de vida que son muy distintas y muy diferentes.

Entonces, cada quien tiene que no solo optar por la disciplina que le funciona, pero si está sirviendo en cierta cultura o cierto contexto, tiene que también adaptarse a las rutinas, el horario, el calendario de ese lugar. Porque si no, pues va a estar despierto cuando los demás dormidos y dormido cuando los demás despiertos, y lo que sea.

Entonces, hay ciertos elementos de eso que yo creo que es necesario. La disciplina, sinceramente, no hay algún área donde la gente va a ver crecimiento sin disciplina. La disciplina es necesaria para el crecimiento en lo que sea.

Si queremos crecer en nuestro estado, nuestra condición física, tiene que haber disciplina. En lo académico, tiene que haber disciplina. En nuestra carrera, tiene que haber disciplina. Pero no tenemos que pasarnos y volvernos tan rígidos que se nos va la diversión. Nos podemos reír y divertirnos también.

David Puerto:

Sí, y cuando pienso en aún la lectura de la Biblia y otras disciplinas espirituales, como el congregarnos, yo lo comparo con la comida. Yo no recuerdo qué comí hace un año, claro, no tengo idea hace diez meses, hace seis meses, pero lo que sí sé es que eso me mantiene vivo hoy.

Entonces, si dejamos de alimentarnos, pues lo más usual que pasa es que nos comenzamos a desnutrir, y sin una nutrición adecuada vamos a morir físicamente hablando.

Entonces, yo creo que espiritualmente hay mucha desnutrición, pero están las herramientas para nutrir nuestra vida espiritual. Entonces, es muy importante que podamos prestar atención a nutrir nuestras almas con la Palabra de Dios. La Palabra de Dios habla constantemente de que es alimento para nuestros corazones y siempre necesitamos estar escuchando la Palabra de Dios.

Y una última pregunta que tiene que ver más con tu caso particular: ¿Qué textos bíblicos han sido especialmente relevantes para ti, importantes en tu llamado misionero?

Justin Burkholder:

Salmo 40:17 es uno al cual he regresado mucho, donde David dice: “Así que, así que para mí —dice— yo soy pobre y necesitado, más el Señor ha pensado en mí”.

Y la vida transcultural… han habido muy pocas veces donde yo me he sentido fuerte. En muchos casos me siento débil, me siento inepto, me siento incapaz. Y es ahí, precisamente, donde la gracia de Dios abunda. Entonces, el poder tener de cerca ese recordatorio de que sí, yo soy pobre y necesitado, pero el Señor me ha tomado en cuenta, el Señor está presente, el Señor está obrando. En mi pobreza, en mi debilidad, se hace grande su gracia.

David Puerto:

Sí. Y no quiero dejar de compartir el mío: Juan, capítulo 15, versículo 16, que dice: “Jesús le dijo a sus discípulos: No me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes y los he puesto para que vayan y lleven fruto, y que su fruto permanezca; y para que todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él os lo dé”.

Bueno, vamos a dejar la oración para el siguiente encuentro, pero por ahora agradecemos mucho que estén con nosotros y esperamos que este tiempo esté siendo de bendición para ustedes, al igual que esta conversación lo ha sido para nosotros.

Gracias, Justin. Nos vemos en una próxima entrega.