Qué aprendimos al servir entre los wayúu, ft. Álvaro Rivera

De un grupo pequeño en Bogotá a la capacitación de pastores en la Alta Guajira. La experiencia de Álvaro Rivera muestra cómo una iglesia local puede ser parte de la misión global de Dios.

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PODCAST:

Transcripción:

David Puerto

¿Qué tal? Bienvenidos a otra entrega más de este podcast TEAM Misiones. Y TEAM es una agencia misionera, como lo hemos mencionado en otros episodios, que acompaña, sirve, ayuda a la Iglesia en América Latina y en otras regiones del mundo para participar en la misión global de Dios. Yo soy David Puerto y para mí es un honor tener de invitado al pastor Álvaro Rivera. Pastor, bienvenido y gracias por estar con nosotros.

Álvaro Rivera

Gracias, David, por la invitación. Es un privilegio compartir en este espacio y también ver todo lo que el Señor está haciendo por medio de TEAM y por medio de la Iglesia en todo el mundo.

David Puerto

Y como siempre lo decimos, este es un espacio donde nos sentamos con amigos para conversar acerca de la misión de Dios. Pero antes de llegar a ese punto, y de que nos cuentes qué haces, a qué te dedicas, cuéntanos un poco de ti, de tu historia de vida, de tu conversión, de tu familia también.

Álvaro Rivera

Bueno, yo estoy casado hace seis años con mi esposa y tenemos una niña de tres años. No soy de Bogotá, vivo en Bogotá, sirvo en Bogotá, pero soy de una ciudad que se llama Cúcuta, que es frontera con Venezuela. Crecí allí hasta los diecisiete años en una familia no cristiana, católico-romana nominal, pero un trasfondo nada cristiano, nada evangélico. De hecho, mi ciudad era donde los evangélicos o los cristianos tenían mal nombre por iglesias de la prosperidad.

Me muevo a Medellín a estudiar en la universidad. Allí me empiezan a predicar el evangelio, lo cual resisto con todo mi ser, no quería seguir al Señor por el tipo de vida que llevaba, pero el Señor usa muchas cosas para traerme a Él. Empiezo a conocer personas en cada lugar donde vivía que eran cristianas, todas me empiezan a predicar. Luego pasa algo en mi vida también que el Señor me permite venir a Bogotá a estudiar en la universidad.

Allí, nuevamente, junto con mi hermana, comenzamos a ir a la iglesia otra vez, más ella. Me empieza a animar a volver, yo regreso, pero es un año después que el Señor me trae y me convierte y no volví a ser la misma persona. Tenía veinte años, estaba apenas empezando la universidad de nuevo y ahí ya el Señor me transformó, cambió mi corazón, mis afectos, lo que yo buscaba, lo que quería de la vida. Y entonces estoy sirviendo al Señor también.

David Puerto

¿Y cómo llegaste de ese punto de tu conversión, de reconocer a Jesús como Señor y Salvador en tu vida al punto de servir en el ministerio pastoral?

Álvaro Rivera

Bueno, es una historia bien particular y la manera como empecé en el ministerio. Desde que me convertí, mi deseo fue: “Señor, yo quiero darte los mejores años de mi vida”. A medida que pasa el tiempo, me doy cuenta que todos mis años son los mejores años de mi vida. Cada momento de mi vida es el mejor para servir al Señor.

Comencé a servir en todo lo que la Iglesia me ponía a hacer: maestro de niños, músico en la alabanza, maestro de adultos. En todo lo que me ponían a hacer, lo hacía. Luego me involucré en el mundo de la música cristiana para evangelizar y por medio de eso comienzan a llegar personas a preguntarnos del Evangelio. Comenzamos un grupo de estudio y ese grupo luego se convierte en lo que hoy es la Iglesia.

Hace quince años, estamos celebrando quince años de la existencia de nuestra Iglesia. Allí comenzó a ser plantada. Luego tuvo que ser replantada porque tuvimos que hacer un ajuste en nuestra doctrina para ser más bíblicos. Eso fue hace doce o once años. Aquí estamos, quince años después, sirviendo al Señor, buscando honrarlo y buscando ser fieles.

David Puerto

¿Y cómo comenzó la Iglesia en la que sirves a participar en la misión transcultural? Porque hacen obra evangelística donde están ubicados, pero también están en otros contextos. Cuéntanos un poquito más dónde están primero y luego cómo llegaron a ese punto como Iglesia local.

Álvaro Rivera

Estamos en este momento sirviendo desde Bogotá, nuestra iglesia está acá en Bogotá, pero servimos a la etnia wayuu. Hace once años, en el norte del país, está la etnia wayuu, en el departamento de la Guajira. Comenzamos porque en ese momento yo estaba empezando mi entrenamiento teológico en un seminario en la zona de Medellín.

En ese momento hago un viaje fuera del país, conozco a alguien que era de ascendencia wayuu. Me invita a un viaje evangelístico a conocer la zona. Yo me intereso mucho por ir, por conocer. La Guajira es muy conocida en Colombia por la pobreza y desnutrición y muerte de niños, pero poca gente hace algo por eso. Yo quería ir a conocer y estaba empezando a estudiar, y en ese camino, cuando llego a la Guajira, a la Alta Guajira, en la zona que se llama Siapana, conozco a un pastor y le pido que reúna a los pastores que conozca para poder enseñar algo acerca de la Biblia, de lo poco que yo sabía en ese momento.

La reunión era dos días después de nuestra llegada. Yo pensé: “Tal vez vendrán dos o tres pastores”, porque no hay muchos medios de comunicación. Hoy, once años atrás, era mucho peor. Para mi sorpresa, llegaron tal vez veinte pastores de la zona y, al hablar con ellos, me doy cuenta que la gran mayoría habían caminado tres horas por trayecto para tener una reunión de una hora y media para escuchar algo de la Biblia.

Cuando hablo con uno de ellos le pregunto: “¿Por qué caminaste tres horas para llegar acá?”. Y él me dice: “Me dijeron que había un misionero, que nos querían enseñar algo de la Biblia y nosotros queremos aprender de la Biblia”. Yo dije: “Señor, yo no soy una persona especial, no sé por qué tengo la posibilidad de ir a un seminario y estos hermanos que sirven acá no tienen la posibilidad de ser instruidos”. Y yo dije: “Señor, yo tengo que hacer algo para que estos hermanos puedan ser entrenados y sirvan de una mejor forma”. Y allí comenzamos.

David Puerto

Para los que nunca hemos estado en la Guajira, cuéntanos un poco más cómo es el lugar. Y me refiero al clima, cómo es el paisaje.

Álvaro Rivera

La Guajira es una zona desértica. En algunas zonas de la Guajira llueve tal vez un mes al año durante octubre. En la zona alta la temporada de lluvia dura un mes y el resto del año casi no llueve nada en esa zona. Tenemos que tomar un avión una hora y media para llegar a Riohacha, que es el último aeropuerto al norte del país. Luego tenemos que tomar una cuatro por cuatro por el desierto, tal vez entre ocho y diez horas, depende de cómo esté la carretera. Si ha llovido podemos tardar un día o dos en llegar a la zona. Entonces más o menos es así.

Hay poco acceso al agua precisamente por la lluvia, no hay acueducto. Hasta ahora se está trabajando bastante en energía solar, pero hace diez años era casi inexistente. Hay muchas dificultades, poco acceso, mucha pobreza, no hay oportunidades de trabajo, es difícil la labor. Parece extraño que un lugar así exista aún en un país como Colombia, pero es como tener un pedacito de uno de esos países muy remotos de África en el norte del país de nosotros.

David Puerto

¿Y actualmente qué están haciendo como iglesia? Y también entiendo que hay otras iglesias locales que se han movilizado para apoyar el ministerio ahí.

Álvaro Rivera

Llevamos 11 años y más o menos hace siete comenzamos a hacer algunas clases, algunos cursos libres de teología para los pastores en varias zonas de la Guajira. Hace tres años comenzamos de manera más formal un programa que dura tres años. Este año vamos a graduar al primer grupo. Tenemos dos grupos de estudio, uno en la zona media y otro en la más norte, y estamos entrenándolos en aspectos de teología, doctrina sana, predicación, ministerio cristiano, hablando del carácter del ministro también. Entonces estamos haciendo eso con ellos.

También, paralelo a esto, estamos ayudando a las comunidades de nuestros estudiantes a mejorar de alguna manera su calidad de vida. En Colombia tenemos un grupo de entre 22 y 25 pastores que son profesores del instituto, que viajan con nosotros varias veces al año y pertenecen a 15 iglesias locales diferentes del país.

Iglesias que envían a sus pastores, apoyan sus gastos, porque es supercostoso llegar allí. Entonces ellos envían a sus pastores, apoyan los gastos de viaje y nos dan la bendición de poder tenerlos. Hay muchas iglesias involucradas de Colombia, iglesias de fuera de Colombia y muchas personas orando por la labor. De esa manera realmente es un trabajo que lideramos nosotros como iglesia, pero es la Iglesia universal que se está moviendo hacia la Guajira, a los wayuu.

David Puerto

Y pues ya nos contaste más o menos cómo fue el proceso de que tú llegaste allá con esta persona que conociste fuera de Colombia y fuiste a este viaje y viste la necesidad ahí. ¿Pero cuáles han sido los mayores desafíos para involucrar a toda la Iglesia que el Señor te permite pastorear en ese ministerio específico?

Álvaro Rivera

Un desafío ha sido que todos los hermanos entiendan que todos deben involucrarse de alguna manera. A veces pensamos en misioneros como solamente el que va, pero realmente toda la iglesia en algún sentido se moviliza. Como entendemos el dicho que dice: o tú vas o sostienes la cuerda. Entonces toda la iglesia tiene una labor, así sea orando, aportando económicamente, yendo o haciendo labor logística, no en el lugar, pero antes o después de cada viaje es algo que ha sido un proceso que, gracias a Dios, nuestra iglesia ha venido comprendiendo. Hay gente que sirve en la labor misionera, que nunca ha ido al campo y que probablemente nunca va a ir, pero que son parte activa porque están orando o ayudan en asuntos administrativos y logísticos. Entonces toda la iglesia de alguna manera se debe involucrar y es un reto involucrar a toda la iglesia en eso.

Pero creo que el Señor ha sido bueno con nosotros, nos ha dado su gracia y ha permitido que la iglesia empiece a movilizarse hacia allí. Es un desafío para nosotros en Latinoamérica los recursos, evidentemente, pero lo que he visto estos años es que cuando el Señor quiere hacer algo, él no se guía por las circunstancias. Cuando empezamos a viajar, hacer un viaje de estos podía costar lo que nos costaban diez o doce meses de renta del local donde se reúne la iglesia, y siempre el Señor ha permitido que podamos hacer lo que hacemos.

David Puerto

¿Hay algunos hermanos que han ido de tu propia iglesia local, que no son necesariamente misioneros o maestros de seminario, o profesores que van a dar estas clases que mencionas para otros pastores? ¿Han tenido esa oportunidad?

Álvaro Rivera

Sí, cada año hacemos un viaje más abierto a un grupo, y en ese viaje involucramos hermanos de nuestra iglesia, pero también hermanos de otras iglesias locales que quieran explorar, que quieran mirar. En ese viaje hay multitud de labores que se necesitan hacer: desde ayudar a preparar los alimentos, hasta ayudar en cosas logísticas, enseñar a los niños, hacer talleres de enseñanza a las mujeres, a los varones, a los jóvenes.

Hay toda una gama de labores que cualquier hermano puede hacer. Los buscamos entrenarlos también, que entiendan un poco el contexto cultural al que vamos a llegar. No queremos poner la carga de que tienes que tener cierta cantidad de grados teológicos para ir. Para algunas labores de enseñanza es necesario un entrenamiento sólido, pero hay muchas labores que se pueden hacer con un entrenamiento básico que la Iglesia puede dar.

David Puerto

Yo creo que dijiste algo clave también, a la hora de pensar transculturalmente, aunque están en el mismo país, ¿cuáles son algunas de las diferencias más grandes que han visto ustedes mismos desde tu iglesia local, para servir en una comunidad diferente a su propia cultura, a otro idioma, otras costumbres? ¿Y cuáles son cosas que tal vez les han sorprendido a ustedes como personas de una gran ciudad latinoamericana, para ir a servir en una zona tan al norte y alejada de las grandes ciudades? 

Álvaro Rivera

Claro, hay diferencias muy marcadas, muy grandes. Una de ellas es efectivamente el idioma. Ellos tienen un lenguaje propio que se llama wayuunaiki, y de hecho este año se pudo lanzar la Biblia en wayuunaiki. Tardaron diez años en hacer la traducción. De hecho algunos hermanos pastores que estuvieron en esa traducción están siendo de cierta manera intimidados por haber participado, porque dicen algunas autoridades tradicionales que es un atentado contra su cultura.

Pero es una cultura donde no hay mucho escrito en su lengua. Entonces, realmente la Biblia, como ha sido en la historia, creo que le va a ayudar a ese lenguaje a tomar forma. Cosas que para nosotros son totalmente normales, para ellos no son necesarias, y no todos las extrañan. Cosas tan sencillas como el concepto que tenemos nosotros de baño, que es algo básico para la vida en la ciudad, para ellos es totalmente distinto. Entonces es fácil que las condiciones sean diferentes.

El tema del agua es distinto. Nosotros tenemos que ser muy cuidadosos cuando vamos allá en la alimentación. Toda su cultura tiene muchos aspectos diferentes. El tema de los animales, la posesión de los animales, los chivos, para ellos es parte fundamental de su cultura. También la manera de solucionar los problemas no es como nosotros, que hablamos de manera directa. Ellos, en su cultura, tienen una figura que se llama el Palabrero, que es el que media los problemas entre familias y entre personas, el que ayuda a arreglar los matrimonios, el que ayuda a hacer ciertas cosas. Y para nosotros eso es algo totalmente extraño.

David Puerto

¿Y de eso vive el Palabrero o…?

Álvaro Rivera

Sí, él sí.

David Puerto

Tiene un rol social.

Álvaro Rivera

Sí, tiene un rol social, algunos hasta político, de alguna manera. Tiene un rol bien importante en la comunidad. La figura del piachi, también en algunos lugares, que es como un brujo, como una autoridad más de su tradición. Tienen autoridades tradicionales propias. Ellos están bajo el gobierno de Colombia, pero, en cierta forma, tienen autonomía en ciertas cosas que hacen. Entonces, ellos tienen su propia ley también, la ley wayuu. Y eso para uno es totalmente distinto y extraño.

David Puerto

Y en cuanto a su vida espiritual, ¿también atienden mucho las cosas con este brujo, de manera espiritual o llegó mucho el catolicismo romano?

Álvaro Rivera

Sí, ha habido una mezcla. El catolicismo efectivamente llegó, pero ha habido una mezcla. Porque también llegaron algunas corrientes del cristianismo que, de alguna manera, se mezclaron con este asunto místico del brujo. Y entonces, el pastor vino a ser como una especie también de persona que puede orar y tiene ciertas habilidades espirituales para sanar gente o para hacer ciertas cosas. Entonces, hubo como una mezcla ahí. También por eso es necesario traer una predicación sana del evangelio, un entendimiento claro de qué es el evangelio, de qué es la Iglesia, de qué es el ministerio. Ha habido esa mezcla de un poco de catolicismo romano, un poco de evangelicalismo de ciertas corrientes que abusan de los dones espirituales o los enseñan de manera errada, y también una mezcla con su tradición. Entonces, es algo bien particular. 

David Puerto

Entonces, dirías que hay mucho sincretismo…

Álvaro Rivera

Sí, grande.

David Puerto

En esa región. Y es muy interesante lo que dices, Álvaro, porque mientras pensamos en la Iglesia latinoamericana sirviendo en el campo misionero, en diferentes lugares, diferentes contextos, diferentes trasfondos religiosos o sociopolíticos, socioeconómicos, hay mucho sincretismo. Hemos hablado con obreros que están en algunos países musulmanes y cómo el islam tradicional o, tal vez, el islam más formal, se mezcla con el islam popular.

Álvaro Rivera

Sí.

David Puerto

Y se convierte entonces en una mezcla de adoración a espíritus y oraciones y rituales con una religión formal establecida y estatal también. Entonces, el sincretismo que ustedes han visto y que han experimentado, aun en este acercamiento ministerial que ustedes han tenido, lo vemos también en muchas otras religiones y muchos otros contextos, como nosotros, los seres humanos, tenemos la tendencia de hacer lo que sea para estar bien con algún ser superior, o tal vez los espíritus, dependiendo del trasfondo sociocultural y religioso que cada región tenga. Pero lo que estabas mencionando es muy interesante, de cómo el catolicismo o el evangelicalismo se ha mezclado con tradiciones locales, supersticiones y hacen este sincretismo, que lo mismo pasa, como hemos escuchado, de obreros sirviendo en pueblos musulmanes o hinduistas, budistas. Hay una religión formal, están estos principios de la religión formal, que llega a ser en algunos países hasta estatal, y también están todas estas creencias y prácticas que no tienen nada que ver con la religión formal. Algunos le llaman, en el islam, el islam popular, que tiene mucha forma espiritual que no hay en el islam formal y que no están en los libros formales de la religión. Ahora, pensando en toda la experiencia que ustedes han tenido dentro de su propio país, ¿cómo crees que servir a una cultura diferente, idioma diferente, un lugar remoto, les ha preparado para participar en la misión transcultural en diferentes regiones y naciones en todo el mundo?

Álvaro Rivera

Sí, eso es algo que hemos venido pensando más que todo este año. Y creemos que todo lo que hemos vivido nos ha preparado para poder decir: “Bueno, podemos ahora tomar pasos más lejanos”. Porque en cierta forma lo que se ve en la misión transcultural acá en Colombia, que tenemos un montón de etnias, es muy parecido a lo que se ve al otro lado del mundo, en África, en Asia. Enfrentarte, atravesar, a esas barreras culturales, idiomáticas, de tradiciones que tú tienes que atravesar acá en La Guajira, te entrena para poder pensar: “Ok, yo puedo hacer esto también a otras culturas, puedo acercarme y tratar de entenderlos primero, tratar de entender cómo piensan, cuál es su cosmovisión y cómo el evangelio realmente puede llegar a ellos, cómo puedo predicar del Señor”. Y creo que es importante.

Incluso hemos pensado y ahora tenemos dentro de poco un viaje de grupo. Por primera vez estamos trayendo con nosotros a un misionero de una iglesia bautista wayuu, que está siendo enviado por su iglesia para unirse al grupo de nosotros y ayudarnos, aunque ya llevamos mucho tiempo, a ayudarnos seguir entendiendo su cultura. Estamos también orando porque queremos enviar a una familia de nuestra iglesia por temporadas más largas a vivir allí y estamos viendo cómo hacemos equipo incluso con iglesias wayuu, para poder impactar más.

Entonces, creemos que hay una gran oportunidad, incluso acá en La Guajira, para entrenar personas que quieran irse mucho más lejos, poder experimentar eso y servir y ser entrenados acá en el país, donde su iglesia todavía puede visitarlos y acompañarlos, para luego poder dar pasos, saltos más grandes. Creemos que es una oportunidad grande para servir también a la misión global en otros lugares.

David Puerto

Entonces, yo creo que, resumiendo lo que estás diciendo, les ha preparado de manera espiritual para la labor, de manera ministerial también, práctica, pero, al mismo tiempo, de manera transcultural, cómo el Señor ha preparado tu iglesia para servir, no solo dentro, sino fuera de Colombia. No solo cerca de Colombia, sino lejos, también, en otros contextos y en otras naciones.

Ahora, ¿qué le dirías a una iglesia local, al liderazgo de esta iglesia local, que está comenzando a pensar en esto y que tienen esta idea de tal vez decir: “Las misiones son para personas de otro color de piel, de otro color de ojos, de otro color de pelo”? Que realmente la influencia que hemos recibido nosotros —yo crecí en Honduras, he vivido en Guatemala— y, en general, la idea es que los misioneros son estos que vienen de Estados Unidos o de Europa y traen muchos recursos y vienen a hacer este trabajo.

Pero, ¿qué le dirías tú a una iglesia local en América Latina, que está empezando a considerar esto seriamente de participar en la misión transcultural?

Álvaro Rivera

Bueno, los animaría a buscar maneras de involucrarse. Lo primero es, pienso yo que orar intencionalmente por las misiones, orar intencionalmente por qué quiere Dios hacer. Ahora, nosotros sabemos, tenemos unos mandatos claros en la Biblia de que el Señor quiere hacer discípulos en todas las naciones. Así que no es: “Señor, ¿quieres hacerlo o no hacerlo?”, sino: “¿Cómo yo puedo participar en lo que tú quieres hacer?”.

Entonces, orar, buscar de manera intencional, conocer misioneros, ya sea que están en el campo o que estén más cercanos, buscar involucrarse con ellos, conocerlos, buscar apoyar, aunque tenemos recursos limitados, pero con lo poco que haya, la Iglesia puede apoyar y decir: “Estamos participando, estamos yendo de alguna manera también”.

Es muy importante también que el liderazgo de la Iglesia vaya adelante, que el liderazgo de la Iglesia modele. Porque no estamos simplemente diciéndole a los hermanos: “Hay que ir a tal lugar, hay que viajar a tal lado”, sino que, como pastores, debemos de estar dispuestos a mostrarles a nuestros hermanos cómo luce esa vida también, o cómo luce hacer cierto tipo de sacrificios por la misión, esforzarnos para hacer la misión transcultural. Y creo que cuando los pastores podemos ir hacia allá y modelar, que los hermanos vean que sus pastores están yendo, eso causa un impacto bien hermoso en la iglesia también.

Al animarlos, ellos saben que los estamos animando en algo en lo que nuestro corazón está involucrado y nuestros actos también. Entonces, eso ha sido una gran bendición para nosotros. Nosotros somos dos pastores de nuestra iglesia. Ambos pastores estamos involucrados activamente en viajar. Vamos a tener otro tercer pastor que hace diez años también está yendo a la Guajira. Vamos a enviar ahora, si Dios permite, una familia que estamos orando para ir a la Guajira. Y en el último tiempo también hemos tenido al menos cuatro o cinco conversaciones más con hermanos que están diciendo: “Creo que el Señor me quiere usar en el campo”.

Entonces, esos pasos, involucrarse, ser intencionales en que las actividades de la Iglesia de alguna manera lleven también a los hermanos a pensar en las misiones. Ahora, es interesante que si tú preguntas en cualquier iglesia si quieren que Cristo regrese, todos van a decir que sí. Pero el asunto es que las misiones debemos verlas también como algo de tipo escatológico. Es decir, si quiero que Cristo regrese, debo involucrarme en las misiones, porque el Apocalipsis habla de que Cristo fue inmolado y que con su sangre compró gente de toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y Juan después ve en Apocalipsis siete esa multitud de gente de toda tribu, pueblo, lengua y nación adorando al Señor. Entonces, si queremos ver lo que está ahí, tenemos que trabajar para que el Señor siga comprando y siga trayendo gente de todas las naciones. 

David Puerto

Sí, y gracias por traer esa imagen del futuro a nuestra mente y a nuestra vida ahora, que muchas veces nos podemos perder en el día a día. Ahora, lo que no queremos es poner en un pedestal a los misioneros. Y yo creo que ese es un desafío con el que todavía en nuestra iglesia local estamos luchando.

Porque claro, podemos celebrar la vida de los misioneros y apoyarles de muchas maneras y hacer servicios en nuestra iglesia específicamente para despedir un misionero. Pero, ¿y qué con el abogado, el ama de casa, el constructor que está en nuestra congregación, que está participando en la misión? ¿Qué hacemos con ellos?

Entonces, ¿cómo crees o qué recomendaciones darías a una iglesia local para que podamos pensar que los misioneros no son los héroes de la misión, sino que, como Iglesia, Dios nos quiere usar a todos para la extensión del evangelio?

Álvaro Rivera

Sí, yo creo que es importante cuando se da el mandato también, y el Señor anuncia que seremos testigos. Él va hablando de ciertos lugares a sus discípulos: Jerusalén, Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra. Entonces, a veces creemos que la misión es solo ir hasta lo último de la tierra, pero debemos mostrarle a nuestros hermanos que la misión comienza allí, en nuestra Jerusalén, donde estamos, donde estaban esos discípulos.

Debemos involucrarnos acá donde estamos, entender el lugar donde vivo. Si vivo en un conjunto residencial, ese es mi campo también para servir al Señor. Mi profesión, nosotros necesitamos y el reino del Señor necesita que más luces del evangelio se enciendan en todo lugar.

Conocí hace unas semanas a un pastor que es médico ginecobstetra, y él está ayudando a que literalmente vengan nuevas vidas a este mundo, pero también está ayudando para que esas vidas, hombres que están vivos, conozcan al Señor.

En cada profesión, cada área de la sociedad necesita que haya una luz del evangelio que dé testimonio de quién es Cristo, que muestre la bondad del Señor. En ese sentido, el cristianismo, por definición, es el grupo de testigos de Cristo. Por definición, si somos cristianos, somos testigos. No puede haber otra manera de vivir. Si creemos que Jesús es lo que él dijo que es, no hay otra forma de vivir sino hablando de él.

Donde estemos, en lo que hagamos, tenemos que dar testimonio. Como alguna vez Lutero dijo, cuando alguien le preguntó: “¿Cómo puedo servir al Señor si no puedo ir a un monasterio?” Y él le respondió: “¿Qué haces?” “Soy zapatero”. “Bueno, haz los mejores zapatos, cóbralos a un precio justo y muestra quién es tu Señor”.

Nosotros tenemos que, en lo que hagamos, verlo como un campo también de darle gloria a Dios y de mostrar quién es Él. 

David Puerto

Claro, y no podemos decir: “No tengo ese llamado”, porque realmente es nuestra identidad. Así que muchas gracias, Álvaro, por compartir con nosotros tu experiencia como pastor, líder de tu iglesia, pero también su experiencia como Iglesia participando en la misión transcultural. Espero que esta conversación también haya sido de edificación y bendición para ustedes. Y, con el favor de Dios, nos vemos en una próxima entrega. Que el Señor les bendiga.