Qué aprendemos al practicar evangelismo y mayordomía, ft. Justin Burkholder

Compartir la fe y administrar con generosidad son disciplinas espirituales que transforman al creyente y fortalecen la iglesia en todo lugar.

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PODCAST:

Transcripción:

David Puerto:

Bienvenidos nuevamente a este encuentro: temas esenciales. De eso estamos hablando: temas esenciales. Estamos conectando las disciplinas espirituales con la misión global, y hemos hablado de la oración, de la lectura de la Biblia. Hemos hablado también de la importancia de la iglesia local, de congregarnos y adorar. Si te las has perdido, te recomendamos que vayas a la página de YouTube o también a la página de internet de TEAM Latinoamérica, y ahí puedas encontrar más contenido para reflexionar en estos temas.

Y hoy vamos a hablar de dos disciplinas espirituales que muchas veces, en nuestra mente, no lucen como disciplinas espirituales. Vamos a hablar del evangelismo y de la mayordomía. Justin, bienvenido otra vez.

Justin Burkholder:

Gracias, siempre un gozo.

David Puerto:

¿Cómo se conecta el evangelismo —hablemos primero del evangelismo— con una vida disciplinada espiritualmente?

Justin Burkholder:

Sí, es curioso, porque yo creo que solemos nosotros pensar en que las disciplinas espirituales son solo aquellas que a mí me moldean o me forman. O sea, pensamos de manera muy individual en ese sentido. Pero yo creo que las disciplinas no simplemente se refieren a lo que yo consumo, sino también a lo que yo hago. El hacer, el servir, el utilizar mis dones, todas son parte de nuestra disciplina espiritual.

Y realmente, si somos sinceros, el evangelismo, compartir el evangelio con aquellos que no lo creen, para muchos de nosotros, si no fuera una disciplina, no lo haríamos, por pena, por miedo, por sentirnos incapaces. No, no lo haríamos. Entonces, yo creo que lo vemos a lo largo de la historia de la iglesia como una disciplina, porque realmente es un músculo que nosotros tenemos que ir ejercitando y crecer en nuestra capacidad de hacerlo. Tenemos que disciplinarnos en compartir el mensaje del evangelio, especialmente para la mayoría de la gente que no necesariamente goza de dones de evangelismo. Todos conocemos quizás aquel cristiano que es superfácil de engancharse en una conversación con alguien y compartir el evangelio, pero para otros no funciona así. Entonces, es necesario que nos disciplinemos. Las Escrituras no nos llaman a compartir las buenas nuevas solo si tenemos el don de evangelismo. Llaman parejo a todos los cristianos a ser discípulos de Jesucristo.

Entonces, tenemos que disciplinarnos en hacerlo. Y eso, para algunos, quizás es simplemente estar orando, que una vez a la semana puedan compartir el evangelio con alguien más, o, a propósito, ir a un lugar público donde quizás se pueda encontrar una conversación con alguien, o, para los que viajan, en el bus o lo que sea, toparse con alguien que puedan compartir el evangelio. Pero es una disciplina tener que obligarnos, por decirlo así, para practicarlo. Pero, al hacerlo, siempre encontramos una riqueza para nuestro propio crecimiento también. Siempre sirve luego para moldearnos y afianzar nuestra misma fe en el evangelio. Nos reta y nos crece aún en nuestra propia confianza, en la verdad que estamos compartiendo.

David Puerto:

Claro. Y yo creo que el evangelismo lo vemos, como decías al inicio, hacia afuera. Esto es algo que hace el comité de evangelismo de nuestra iglesia local y son un grupito de hermanos que no les da miedo verse como raros y salen los sábados en la mañana y, y claro, eso se ve cada vez menos por nuestra sociedad que está basada en mucha desconfianza, pero ellos son los únicos que van y tienen esa responsabilidad.

Realmente, en las Escrituras vemos que todos los creyentes estamos llamados a compartir nuestra fe de una manera intencional. Y este libro de Donald Whitney que tenemos por aquí, “Disciplinas espirituales para la vida cristiana”, él aparta un capítulo entero para hablar del evangelismo. Así que, si quieres saber un poquito más de eso, te recomendamos este recurso de Donald Whitney, este libro de “Disciplinas espirituales”, para fomentar en tu propia vida lo que significa el compartir tu fe como parte de tu crecimiento espiritual y de tu caminar con Cristo.

Ahora, hemos puesto el evangelismo junto a la mayordomía, y la mayordomía no es necesariamente solo el dinero. También. Pero, hablando en general de los recursos, de nuestros recursos, de tiempo, de energía. Ahora, ¿qué significa practicar la mayordomía en contextos donde hay recursos escasos?

Justin Burkholder:

Sí.

David Puerto:

¿Cómo luce eso para nuestro caminar con Cristo?

Justin Burkholder:

Pues yo creo que parte de reconocer es que mucho del Nuevo Testamento, por supuesto, fue escrito a contextos y en contextos donde los recursos eran escasos. Entonces, donde la Palabra de Dios promueve la mayordomía, no se lo aplica únicamente a aquellos quienes viven con suficientes o con muchos, con abundancia de recursos. La mayordomía es simplemente el ejercicio fiel, según las Escrituras, con los recursos que tengo, sean muchos o sean pocos.

Y aun cuando nosotros vemos a Jesús, como cuando la viuda da la ofrenda, Jesús no pone nunca este límite de decir: “Bueno, realmente tu ofrenda es válida solo cuando llega a cierta cantidad de tu moneda”, sino que lo que es hecho en sacrificio y en amor por Dios es lo que, al final de cuentas, Dios mira; que Dios mira el corazón del dador alegre, no la cantidad escrita en el cheque o en el sobre, o entregado a la canasta.

Entonces, yo creo que en contextos, los recursos son escasos, todos los mismos principios, tal vez de diferente manera, pero todos los mismos principios de la mayordomía aplican, porque no fueron escritas solo para cierta clase social; fueron escritas como principios trascendentales para toda situación financiera, económica, de talentos, de habilidades, de lo que sea.

David Puerto:

En una ocasión escuché a un hermano; estaba hablando de la generosidad, y aquí sí hablando específicamente de la generosidad financiera hacia la misión. Y siempre me quedó grabada una frase que él dijo: “No puedes salir al campo misionero para aprender la generosidad. Si tú estás llamado al campo misionero” —decía él—, “tienes que ser generoso con otros también”. Va.

Entonces, ¿cómo se conecta? Vivimos en contextos en América Latina donde se escucha mucho acerca del “da para que Dios te dé”. Pero en la Biblia nosotros encontramos principios de generosidad hablando de nuestro dinero, de nuestros recursos, de nuestro tiempo, de nuestros talentos. ¿Cómo, Justin, podemos balancear esto de yo pongo de mis recursos, de mi tiempo, de mi dinero, de mis talentos para servir a la iglesia, al pueblo de Dios, pero no necesariamente estoy buscando algo a cambio?

¿Cómo podemos balancear saludablemente y sabiamente esto? No irnos a un extremo de decir: “Yo no doy nada porque no quiero caer en esto”, o doy todo buscando solamente que Dios me recompense.

Justin Burkholder:

Sí. Yo creo que en muchos casos podemos nosotros jugar una línea muy delgada entre la avaricia y el desdén por las cosas materiales. Y ninguno de los dos son afirmadas por las Escrituras. Pero lo que sí podemos ver a lo largo de las Escrituras es que nosotros no damos para que Dios nos dé; damos porque Dios ya nos ha dado. Que nuestra generosidad no es una generosidad que está procurando obtener algo de regreso de Dios; más bien, es una generosidad que parte desde toda la generosidad que ya ha recibido de Dios, que es una respuesta a lo que nosotros hemos recibido en el evangelio de Jesucristo.

Que, al final de cuentas, cuando Pablo dice en Filipenses 4: “He aprendido a vivir en riqueza y en escasez; estoy contento en toda situación, porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, ese versículo —como no siempre se ha usado, pero a veces se usa como para “voy a ganar el examen”, “voy a hacer estas cosas”—, a final de cuentas lo que Pablo está diciendo es: “Yo puedo tener mucho, pero no tengo más, y puedo tener poco, pero no me falta nada. Yo puedo vivir en todas estas instancias”. ¿Por qué? Porque lo tengo todo en Cristo.

Entonces, nuestra generosidad es un acto de respuesta y de obediencia a la abundante, eterna generosidad de parte de Dios, que Él nos ha dado en Cristo; que el tesoro más apreciado por el Padre es el Hijo, y Dios lo entregó por nosotros. Entonces, nosotros damos en respuesta a esa generosidad de Dios hacia nosotros.

David Puerto:

Y en contextos y culturas con una visión diferente del dinero… ¿cómo podemos ser perseverantes en nuestra disciplina espiritual de la generosidad? ¿Cómo podemos crecer en santificación en contextos donde el dinero se ve diferente?

Por ejemplo, aquí en América Latina hay personas que Dios está levantando para salir al campo misionero, pero a la hora de llegar al tema financiero se ven con un gran impedimento para salir al campo misionero. Y siempre la excusa es que aquí no hay dinero o hay pocos recursos para la misión, para invertir en la misión.

Entonces, hemos visto en los últimos siglos cómo hermanos y hermanas de Europa, de Estados Unidos, de Australia, de otros contextos y —recientemente— de Corea del Sur han venido a nuestros países, a nuestros contextos, con mucha generosidad de sus iglesias, pero eso no significa que eran iglesias a las que les sobraba el dinero. Pero, ¿cómo podemos mantener la fidelidad financiera, la generosidad, en medio de culturas con otra visión del dinero?

Justin Burkholder:

Sí, yo creo que hay un montón de retos que tiene el entorno misionero para tratar estos temas financieros. Y, por un lado, a veces uno de los retos es la expectativa de cuánto dinero debería tener un obrero para ir. Hay expectativas establecidas por otras culturas o otras entidades que quizás su estándar de vivir es diferente, o los costos de vivir, o lo que sea. Entonces, requiere mucho tacto el ir descifrando cuánto realmente debería tener un obrero.

Y, a lo largo de la historia, la respuesta a esa pregunta en general suele ser muy poco; o sea, porque a lo largo de la historia los obreros no han sido personas con mucho recurso detrás de su esfuerzo. Quizás los últimos 50, 70 años hemos visto más de esa discrepancia económica entre los obreros y el contexto en el cual están obrando, pero históricamente los misioneros no han necesariamente sido personas con un montón de recursos.

Ahora, a la vez, yo sí creo que lo que nos dice gente como Hudson Taylor, él dice: “La obra de Dios hecha la manera de Dios, no le faltará los recursos de Dios”. Y, en parte, esto significa que nosotros sí tenemos que depender de Dios, depender de su provisión, de su providencia. Bueno, a veces significa que tenemos que depender de otros. Y a muchas personas no les gusta esa noción de tener que depender de la generosidad de otras personas.

Yo creo que somos… esta disciplina es curiosa porque solemos ser muy buenos en nosotros ser generosos, pero recibir generosidad a veces es también complejo para nosotros en diferentes momentos. Pero yo creo que específicamente en contextos donde quizás el entendimiento del dinero es distinto, parte de esto es lo que dice Jesús al final de Mateo 28: enseñándoles a obedecer todas las cosas que yo les he mandado hacer. Que parte de la labor en todo contexto es que la iglesia descifre lo que está diciendo Jesús. Y Jesús habló mucho acerca del dinero, que la iglesia descifre lo que está diciendo Jesús y, dentro de su contexto, pueda instruir a esa iglesia para que su entendimiento del dinero no sea como el entendimiento de la iglesia occidental o de la iglesia estadounidense.

Sinceramente, la iglesia de los Estados Unidos tiene serios clavos con su teología del dinero y no deberíamos promoverlo necesariamente como el estándar, el ejemplo. Hay cosas bonitas y hay cosas complejas. Lo que queremos es: ¿qué es lo que nos dicen las Escrituras acerca del dinero y cómo podemos, en nuestro contexto, descifrar eso e instruir a nuestra iglesia local en entender estas verdades?

David Puerto:

Y sin duda, Dios ha bendecido a la iglesia en América Latina con tiempo, con recursos económicos, con mucho talento, para impulsar la misión de Dios. Así que les invitamos, hermanos, hermanas, a que sigan reflexionando en estos temas con nosotros. Hoy hablamos de evangelismo y de mayordomía, y van a venir más temas hablando acerca de las disciplinas espirituales y cómo conectamos eso con la misión global del Señor. Nos vemos muy pronto.