¿Cómo está Dios transformando al pueblo Meyah en Papúa?

Dios está trayendo vida, dignidad y esperanza al pueblo Meyah en Papúa a través de un ministerio integral que transforma comunidades.

Por Suzanne Pearson

Santiago no se anduvo con rodeos en su epístola a la iglesia primitiva: «Supongamos que un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse ni qué comer a diario», dice Santiago. «Y uno de ustedes les dice: ‘Que les vaya bien; abríguense y coman hasta saciarse’ pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve eso?» (Santiago 2:15–16 NVI).

El esfuerzo por atender tanto las necesidades físicas como las espirituales suele denominarse «ministerio integral». Cuando estos principios impactan a toda una comunidad, el resultado es un desarrollo comunitario integral o «desarrollo transformador».

Michael Cochran, su esposa Susan y sus cuatro hijos pequeños saben por experiencia propia que el desarrollo comunitario transformador cambia vidas. Desde 2009 sirven al pueblo Meyah en Papúa, Indonesia, trabajando en conjunto con iglesias locales para atender una variedad de necesidades mediante un enfoque integral.

«Muchas personas creen que si se atiende la necesidad material, el problema está resuelto​​», comenta Michael. «Pero el desarrollo transformador nos dice que el problema no es solo la carencia material. Hay toda una red de factores interconectados. Y en el fondo está la caída de la humanidad en el pecado, que ha desencadenado todo esto».

Cuando la iglesia asume proyectos de desarrollo comunitario, las conversaciones espirituales surgen de forma natural. «Las conversaciones son muy orgánicas», añade. «A Dios le importan estos asuntos que tienen un impacto profundo en la vida de la comunidad Meyah… ¿Cómo querrá Él que vivamos?»

La comunidad de Meyah recibe agua limpia y una nueva fuente de ingresos.

Estabilización de deslizamientos revela una necesidad más profunda

El primer proyecto de desarrollo comunitario de los Cochran abordó un problema significativo en la comunidad Meyah. Las lluvias intensas provocaban deslizamientos que bloqueaban caminos, dejando a las personas sin acceso a suministros esenciales ni a los mercados donde comerciaban. Los Cochran, junto a la iglesia, implementaron un sistema de control de erosión para estabilizar esas zonas y así garantizar un paso seguro para quienes iban y venían de sus hogares.

Como resultado, el proyecto se convirtió en catalizador de una idea mucho mayor. Los hombres de la comunidad cultivaban el pasto vetiver utilizado para el control de la erosión. Un día, en una reunión comunitaria, uno de ellos preguntó: «¿Será que esto podría servir para generar ingresos?»

«En ese momento, todo quedó en silencio», recuerda Michael. «Todos estaban muy interesados en lo que iba a responder. Fue entonces cuando me di cuenta de que había otra dimensión en todo esto. Ahí entendimos que el desarrollo económico era una necesidad sentida profundamente por la comunidad».

Intervención divina para agua limpia y nuevos ingresos

A partir de ese momento, el trabajo de los Cochran se aceleró. La iglesia comenzó a atender la necesidad urgente de agua potable. Las muertes por disentería eran frecuentes y hacía falta un sistema de filtración de agua. Sin embargo, la mayoría de estos sistemas eran costosos o requerían electricidad, algo escaso en las aldeas remotas.

Por una divina providencia, los Cochran conectaron con una empresa holandesa que produce un sistema de filtración por gravedad. El equipo era económico y no requería químicos ni electricidad. No solo resolvió el problema del agua en la tribu Meyah, sino que pastores locales se convirtieron en distribuidores del producto en toda la región, alcanzando a otros grupos étnicos en las montañas. Una vez más, Dios proveyó una solución a una necesidad física crítica y, al mismo tiempo, una nueva fuente de ingreso.

Un producto muy valioso de un pueblo muy valioso para Dios

Con dos éxitos importantes, la iglesia Meyah pudo haber pensado que Dios ya había hecho suficiente. Pero su mayor impacto aún estaba por venir. ¿Recuerdas el pasto vetiver que usaron contra la erosión? Los Cochran se conectaron con un especialista en Hawái que desarrolló un método para destilar las raíces del vetiver y producir un aceite esencial único, uno de los pocos en el mundo que no puede reproducirse de forma sintética.

De repente, el pueblo Meyah tenía en sus manos un recurso valioso. Varias iglesias locales se unieron y recaudaron $9,000 dólares para comprar el equipo necesario para la producción del aceite. Poco después nació Cenderawasih Aromatics. Este humilde pueblo papú ahora recibe pedidos de su preciado aceite desde Estados Unidos, Canadá, China, Japón y Europa.

El impacto de este emprendimiento en el corazón de los Meyah no puede medirse con cifras. Con frecuencia, los pueblos papúes son menospreciados por otros grupos étnicos y les resulta difícil no interiorizar ese mensaje. «Pero ahora tienen este producto increíble que ellos mismos fabrican y que gente de todo el mundo quiere comprar,» dice Susan. «Eso cambia tu identidad, te hace ver que Dios te creó a su imagen, con un propósito específico para contribuir de manera significativa en este mundo».

Michael coincide: «Hablamos mucho sobre cómo Dios obra a través de Su pueblo. No es por nuestra inteligencia que Él nos valora. Nos valora porque somos Su creación amada, Sus hijos adoptivos».

Una vez terminado, el Centro de Tecnología Apropiada implicará aún más a la iglesia local en la atención a las necesidades de desarrollo integral.

Mirando al futuro: un lugar para aprender, producir y crecer

El futuro de la iglesia y comunidad Meyah es esperanzador. Los Cochran ahora están enfocados en construir lo que llaman un Centro de Tecnología Apropiada. Esta tecnología se refiere a herramientas y equipos adaptados al contexto local. En términos sencillos, será un centro de capacitación práctica, donde se equipará a personas para ministrar a las necesidades de sus comunidades de forma integral y se construirá equipo útil para distintos proyectos.

El Señor proveyó un lugar para este centro en el campus del Seminario Teológico Erikson-Tritt (ETTC), fundado por misioneros de TEAM en 1959 y ahora dirigido por líderes locales. El lugar elegido se construirá sobre la base de un edificio que durante años usó TEAM como almacén. Al momento de escribir este artículo, faltan menos de $9,000 dólares para financiar completamente el centro.

Los Cochran y la iglesia Meyah oran con fe y confían en que Dios suplirá lo que falta, a pesar de los desafíos económicos mundiales. También oran para que Dios levante personas que colaboren en enseñanza y capacitación. «Esa es nuestra oración al comenzar», dice Susan. «Que podamos identificar personas con habilidades y corazón para este tipo de ministerio».

Pase lo que pase, la familia Cochran y los pastores de la iglesia Meyah saben que Dios obra a través de alianzas activas en Su Iglesia global. «El proceso de involucrar a la comunidad en la toma de decisiones es en sí mismo transformador», afirma Michael. «Les ayuda a entender mejor que Dios los creó como seres inteligentes y hermosos. Les ha dado habilidades para impactar el mundo para Su Reino».

Nota: Este artículo fue traducido del blog de TEAM. Puedes consultar el artículo original haciendo clic aquí.