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PODCAST
En el reciente episodio del podcast Team Latinoamérica, David Puerto, anfitrión, compartió la mesa con Emmanuel Barillas, un ingeniero en sistemas y pastor en Iglesia Reforma, para reflexionar sobre la relación entre la vocación profesional y la misión de Dios en el mundo.
Un inicio emprendedor con propósito
Emmanuel compartió su historia personal, describiendo cómo su vida profesional comenzó a una edad temprana, a los 17 años, cuando decidió emprender su primera empresa. Con el apoyo de su padre, quien le prestó 1000 quetzales (aproximadamente $150 USD), comenzó un camino en el mundo empresarial, donde ha experimentado tanto el éxito como el fracaso, habiendo cerrado tres de las cuatro empresas que ha fundado. Sin embargo, su perseverancia lo ha llevado a desarrollar su propia empresa de software, que actualmente emplea a 12 personas.
Lo que en un principio parecía un simple medio de sustento, ha evolucionado hacia un enfoque más profundo, donde Emmanuel ha comprendido que su trabajo va más allá de proveer para su familia. Inspirado por lecturas de teólogos reformadores y puritanos, que no separan lo sagrado de lo secular, ahora ve su empresa como un vehículo para compartir el evangelio y servir al reino de Dios.
El valor del trabajo según la Biblia
David y Emmanuel abordaron un tema fundamental: el trabajo no es simplemente un medio de subsistencia, sino que tiene un propósito divino. A través de una reflexión bíblica, Emmanuel subrayó que el trabajo fue dado por Dios desde la creación, antes de la caída del hombre, como algo bueno que dignifica al ser humano. Sin embargo, la caída trajo dificultades, simbolizadas por las «espinas y cardos» mencionadas en el Génesis. A pesar de esto, el trabajo sigue siendo un medio a través del cual las personas pueden colaborar con Dios en la construcción de su reino, utilizando sus dones y talentos para el bienestar de la sociedad.
David hizo eco de esta idea, señalando que, aunque el trabajo puede ser arduo y frustrante a veces, es una forma de expresar la creatividad y el diseño de Dios en nuestras vidas. Dios no solo creó el mundo, sino que lo hizo con deleite y pasión, y nos invita a hacer lo mismo en nuestras ocupaciones cotidianas.
El evangelio y el trabajo: una conexión vital
Para Emmanuel, la conexión entre el trabajo y la misión de Dios se fortalece a través del evangelio. Citando 2 Corintios 5:14, destacó que, como creyentes, ya no vivimos para nosotros mismos, sino para Cristo. Este cambio de perspectiva significa que el trabajo no debe centrarse únicamente en nuestro beneficio personal, sino en los propósitos de Dios para su reino. Emmanuel mencionó cómo el evangelio transforma nuestra visión del trabajo, haciéndolo un medio no solo para generar ingresos, sino también para reflejar la justicia, la integridad y la gracia de Dios en nuestras interacciones laborales.
Además, el trabajo ofrece oportunidades para compartir el evangelio de manera informal, ya sea en conversaciones con colegas o en momentos inesperados donde podemos ofrecer apoyo y mostrar el amor de Cristo.
Oportunidades laborales y la misión de Dios
En la parte final de la conversación, Emmanuel compartió su experiencia reciente en el norte de África y España, destacando cómo los profesionales cristianos pueden tener un impacto significativo en lugares donde un misionero tradicional no tendría acceso. Las empresas y profesiones permiten a los creyentes entrar en contextos donde es difícil predicar abiertamente el evangelio, pero donde a través de su trabajo pueden construir relaciones y oportunidades para compartir su fe.
Además, Emmanuel alentó a los profesionales cristianos a estar atentos a las «agendas de Dios» en sus entornos laborales. Esto implica estar dispuestos a aprovechar las oportunidades que surgen para orar por otros, ser transparentes sobre las luchas personales y trabajar con integridad, todo con el fin de reflejar el carácter de Cristo en el lugar de trabajo.
Conclusión
El trabajo, según Emmanuel y David, es mucho más que una herramienta de sustento. Es una oportunidad para servir a Dios y a los demás, y un medio para ser parte de la misión de Dios en el mundo. Ya sea a través de becas, trabajos profesionales en otros países o simplemente en el entorno laboral cotidiano, los cristianos tienen la oportunidad de integrar su fe con su vocación, haciendo de su trabajo un espacio donde el evangelio pueda florecer y ser compartido.