¿Qué es “policentrismo” y por qué es un factor determinante para entender las misiones hoy?

¿Cómo este nuevo concepto, producto de la globalización, está cambiando el evangelismo y la misión global?

Según Paul Aligica y Vlad Tarko (2011) el concepto de “policentrismo” se define como: 

“…un sistema social conformado por múltiples centros de decisión en el que cada uno tiene facultades limitadas y autónomas, pero operan bajo el mismo conjunto general de reglas”.

En el siglo XXI, el paisaje de las misiones globales está experimentado una transformación muy profunda. Una de las tendencias más notables que precisamente ha surgido es el concepto de policentrismo misionero. Este fenómeno, que ha cobrado fuerza en las últimas décadas, está cambiando la forma cómo entendemos la misión de Dios en el mundo.

Retomando el concepto inicial, el policentrismo se refiere al hecho de que ya no existe un único centro de envío misionero; en lugar de ello, hay múltiples centros alrededor del mundo desde los cuales se envían misioneros y se comparte el evangelio.

Sin embargo, históricamente esto no siempre ha sido así, en la historia de la iglesia las misiones han tenido centros geográficos claros. Desde los días de la iglesia primitiva en Jerusalén, pasando por la influencia del Imperio romano, la expansión hacia Europa occidental y luego a los Estados Unidos, la misión cristiana siempre ha tenido un “centro” predominante. Sin embargo, en las últimas décadas, hemos visto un desplazamiento significativo. Este nuevo paradigma se ha desarrollado en gran parte debido al crecimiento explosivo del movimiento evangélico en regiones como América Latina, África y Asia.

Las estadísticas confirman esta verdad. En el año 1900, el 92% de los evangélicos vivían en Europa y Estados Unidos, y solo el 8% en América Latina, África y Asia. Sin embargo, a partir de la década de los 80, esta dinámica comenzó a cambiar drásticamente. Hoy en día, el 77% de los evangélicos viven en América Latina, África y Asia, mientras que solo el 23% residen en el Norte Global (Estados Unidos, Canadá, Europa y Australia).

Este cambio en la demografía cristiana ha llevado al surgimiento del policentrismo en la misión. Ahora, regiones que antes eran meramente receptoras de misiones, como América Latina, no solo están enviando misioneros, sino que están estableciendo nuevas estrategias y liderando en la expansión del evangelio. En lugar de ver al evangelio como un flujo unidireccional desde Occidente hacia el resto del mundo, estamos viendo, lo que algunos llaman “un movimiento de todas partes hacia todas partes”.

Ventajas del “policentrismo”

El policentrismo tiene muchas ventajas, una de ellas es que no solo descentraliza la misión, sino que también redefine el papel de la iglesia global. Las iglesias en diferentes regiones del mundo ahora comparten la responsabilidad de la gran comisión. Este enfoque compartido no solo fortalece la misión, sino que también crea una mayor colaboración y humildad entre las iglesias, reconociendo que la obra de Dios no está limitada a una región geográfica específica.

Desde una perspectiva del evangelio, el policentrismo es una manifestación del poder y la soberanía de Dios. Nos recuerda que la gran comisión es una tarea global que requiere la participación activa de toda la iglesia de Cristo, independientemente de su ubicación geográfica. Esta realidad nos desafía a repensar nuestras estrategias misioneras, a ser más colaborativos y a celebrar la obra de Dios en todas las naciones.