La oración que sostiene la misión, ft. Justin Burkholder

Justin Burkholder reflexiona sobre la oración como un acto de dependencia profunda en contextos transculturales. Una conversación honesta sobre debilidad, sabiduría, comunidad y el papel vital de la oración en la misión de Dios.

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PODCAST:

Transcripción:

DAVID PUERTO:

Qué gusto estar con ustedes otra vez en este espacio que TEAM Latinoamérica abre para nuestra conversación y edificación.

Y estamos hablando de temas esenciales, temas esenciales. Hemos hablado de las disciplinas espirituales y por qué son importantes para la vida del creyente, especialmente aquellos que cruzan culturas y barreras geográficas para la predicación del evangelio, la comunicación de las verdades de Dios en otros lugares.

Hablamos de la meditación y la lectura de la Palabra de Dios, y en este tercer encuentro vamos a hablar acerca de la oración.

Justin, bienvenido.

JUSTIN BURKHOLDER:

Muchas gracias, David.

DAVID PUERTO:

¿Por qué es importante la oración para los misioneros que viven en contextos desafiantes?

JUSTIN BURKHOLDER:

Mmm, pues, como he mencionado antes, ¿verdad?, hablar del tema de oración o de otros temas pareciera que uno es experto, ¿verdad? También soy obra en proceso en ese tema.

Pero lo que nosotros obviamente vemos es que todo creyente depende mucho más de Dios de aún lo que se da cuenta. Pero yo creo que el obrero transcultural se da cuenta mucho más cuánto depende de Dios, porque, a final de cuentas, como hemos mencionado antes, esas herramientas que han utilizado para crear estabilidad en su vida, que son predecibles y comunes, ya no existen.

Entonces, no hay mucho más a qué agarrarse y aferrarse más que a Dios en oración. Entonces, hay un aspecto muy personal, ni que tiene que ver primeramente con el fruto o el trabajo que están haciendo, simplemente su supervivencia.

Un aspecto muy personal de por qué tienen que depender del Señor, porque son expuestos a ver la tremenda necesidad que tienen en su vida cotidiana.

DAVID PUERTO:

Y muchas veces nosotros entendemos la oración de diferentes formas.

Y muchos cristianos, incluido yo, nos hemos preguntado: si Dios es soberano, ¿por qué oramos? ¿Cómo cambia la oración nuestra propia vida? ¿La oración, nuestra oración, cambia la forma de obrar de Dios? ¿Cambia la manera de actuar de Dios? ¿Cambia los planes de Dios?

Entonces, ¿por qué oramos? ¿Qué es lo que sucede en la oración?

JUSTIN BURKHOLDER:

Sí, le quieres entrar al lado profundo de la piscina hoy.

Mira, yo creo que nosotros solemos igualar la oración con la petición, o la oración con la intercesión. Y yo creo que, obviamente, una de las maneras o una de las actividades en la oración es pedir e interceder.

Pero la oración como tal es, primeramente, una conversación personal con nuestro Padre en el cielo. Entonces, de primera mano, no tiene que ver con obtener cosas o con obligar a Dios a darme ciertas cosas. Más bien, tiene que ver con conocer a Dios y darme a conocer aún a Dios, aunque Él lo conoce todo. Pero hay un gesto, hay una postura de yo abrirme ante Dios, que Él es mi buen Padre.

Y yo creo que esa relación paternal quizás es una de las cosas que hace para muchos difícil la oración. Sí, es porque han tenido una relación compleja paternal, o nunca han tenido una figura paternal. Entonces, acercarnos a Dios como Padre puede ser difícil. Pero esa es la invitación de las Escrituras.

La invitación no es: “Este es un mayordomo cósmico que puede darte todo lo que tú quieres, entonces llega y haz tu solicitud de esta manera”. La invitación es: tu buen Padre se deleita en conocerte, y Él quiere que tú compartas tus cargas, tus gozos, tu vida con Él, porque Él te ama y le encanta conocer a sus hijos.

Y yo creo que cualquier padre entiende y comparte eso. Yo, por supuesto que quizás para mis hijas, ellas me miran y dicen: “Este es todopoderoso”. Ahora, no lo soy, pero a los ojos de nuestros hijos…

Pero yo me deleito con las conversaciones tan sencillas y absurdas que tenemos, simplemente porque me agrada estar con ellas. Y yo creo que la oración es eso: más que una transacción, es esta expresión paternal, esta relación paternal que nosotros tenemos con Dios como nuestro buen Padre, que por supuesto incluye pedir, pero no se reduce por completo a pedir.

DAVID PUERTO:

Sí, y hace poco leí un libro de Nicolás Tranchini, creo que se llama, que él también habla de que la oración sí cambia. No cambia el resultado final, porque Dios tiene un plan, y su plan, como dice Apocalipsis 5, Apocalipsis 7, es reunir una familia de todos los pueblos de la tierra, de toda lengua, tribu, pueblo, nación, que esté delante de Él adorándole por siempre, bendecir a esta familia salvada a través de Cristo por la obra del Espíritu Santo.

Así que ese es el plan final. Dice: la oración no cambia el plan final, el plan final se va a llevar a cabo sí o sí. Pero en el camino, Dios responde la oración de su pueblo.

Ahora, ¿cómo cambia nuestra oración cuando estamos lejos de nuestra comunidad o familia? Ya hablaste un poco de la dependencia, pero, ¿podríamos profundizar un poquito más eso? ¿Has visto un antes y un después cuando se movieron ustedes como familia del campo misionero, de tu vida de oración?

JUSTIN BURKHOLDER:

Sí, sí, por supuesto que sí. De nuevo, yo creo que uno de los dilemas de siempre encontrarte en una cámara de eco cultural es que cada cultura abraza ciertos vicios como si son normales, y también ciertas virtudes, como si son normales.

Pero cuando estás en una cámara de un eco cultural, nunca te percatas. Y para mí, encontrarme sirviendo en otra cultura distinta a la que crecí, distinta a la de origen, demostró áreas de mi carácter que no hubiera visto en otro espacio, que yo he tenido que procesar mucho con Dios, en decir: “Pero si Dios, si tú me hiciste así, y ellos me están diciendo que yo soy asá, ¿cuál es el asunto aquí? ¿Me puedes aclarar? ¿Esto es pecado esto?”

Entonces, la cantidad de sabiduría que ha requerido navegar un entorno cultural, que yo no vine con el mapa de cajón, el manual no me lo dieron… entonces, la cantidad de sabiduría que ha requerido navegar esta cultura, ¿dónde voy a obtener esa sabiduría? Pidiéndole a Dios, en oración con Dios.

Entonces, yo creo que hay un aspecto muy personal de eso. Ahora, también estamos en esa otra cultura con un propósito claro. No estamos en esa cultura simplemente para experimentar la vida multicultural. Estamos ahí para hacer discípulos de Jesucristo.

Y es curioso pensar en el pasaje que creo que tú mencionaste en el episodio anterior, en Juan 15, donde Jesús está hablando de dar mucho fruto, y Él vincula, por supuesto, que nosotros deberíamos permanecer en Él para dar mucho fruto, y que nosotros pidamos al Padre para que Él nos dé, porque a Él le encanta que nosotros demos fruto.

Entonces, hay alguna relación, alguna conexión entre el fruto que damos, nuestra dependencia a Dios y nuestra vida de petición, nuestra vida de oración ante Él.

Entonces, yo creo que lo que nosotros hemos visto… si leemos las biografías de los grandes misioneros, vemos vidas robustas de oración, de mucha dependencia de Él, porque ellos saben que ellos no tienen las herramientas para levantar a muertos espiritualmente. Necesitan que el poder de Dios obre. Ellos no pueden producir fruto por su propia fuerza. Necesitan que Dios obre.

Entonces, el estar alejados… hay aspectos de nuestro carácter que se manifiestan, que necesitamos sabiduría de Dios para navegar, además de todas las estabilidades que perdemos. Pero también nuestra mera tarea de hacer discípulos depende enteramente de nuestra oración y nuestra vida de dependencia en Dios.

DAVID PUERTO:

Sí, es una tarea espiritual, al final de cuentas.

Y seguramente, al conocer y conectar con creyentes de otros contextos culturales, también nuestra vida de oración ha sido enriquecida.

Yo recuerdo muy bien cuando por primera vez escuchaba de guerra espiritual. Yo crecí en una iglesia muy tradicional.Abríamos mucho la Biblia, pero había pocas cosas no materiales en la enseñanza. Pero, de repente, llegué a un contexto donde había mucho de eso. Y la batalla espiritual luce diferente también.

Cuando uno está con creyentes de otros lugares, otros contextos, ¿qué enseñanzas sobre la oración has recibido al orar con creyentes de otras culturas?

JUSTIN BURKHOLDER:

Pues fíjate que, creciendo —¿verdad?— de origen estadounidense, yo crecí luego en Ciudad de México. Culturas, por más que México no sea Estados Unidos, pero culturas occidentales en muchos aspectos.

Para mí, en muchos casos, la oración era un acto individual: es lo que yo hago, yo oro. Venir y servir en Guatemala, que también tiene ciertos aspectos occidentales aún, pero venir y aprender a orar junto con otros es algo que, por lo menos en los Estados Unidos, no se practica mucho. Hemos perdido un poquito la práctica de la reunión de oración, de todos esos aspectos.

Pero no solo eso. Para mí, una de las cosas fascinantes que experimento en muchos casos al orar con otros creyentes: literalmente todos oran. Entonces, o sea, en los Estados Unidos, tú te reúnes en un grupo y orar juntos significa uno va a orar, y si bien te va, los demás van a decir “Amén” de vez en cuando. “Amén, amén, Señor”.

Pero encontrarme en un lugar donde literalmente todos estamos juntos, unidos, orándole al Señor, es donde empieza a hacer mucho sentido estos pasajes como “donde dos o tres están congregados en mi nombre”. Empieza a dar una sensación distinta a lo que significa estar unidos en el Espíritu.

Entonces, para mí, ese aspecto de oración colectiva me ha traído mucha riqueza a mi vida de oración. Y como muchos cristianos practican la oración solos, pero practicarlo en grupo, orar con otros, también te permite conocerlos de una manera en la que no los conociste antes.

Entonces, eso ha traído mucha riqueza a mi vida personalmente.

DAVID PUERTO:

Y para cerrar, escuché una frase de alguien, una frase anónima que alguien escribió, que decía: “Hasta la eternidad veremos el fruto de nuestras oraciones”.

Realmente, en este mundo terrenal no podremos dimensionar el impacto o el alcance de nuestras oraciones. En casa, nosotros todas las mañanas apartamos un tiempo durante el desayuno para orar con nuestros niños, como familia, por diferentes pueblos, diferentes países.

¿Cómo, cómo podemos invitar a otros, invitar a profundizar en la oración por naciones, por pueblos donde hay poco acceso al evangelio, y por orar por misioneros también. ¿Cuál invitación harías tú, Justin, para que el pueblo de Dios se levantara en oración como una disciplina que mueve la misión, la misión global de Dios?

JUSTIN BURKHOLDER:

Sí, pues sinceramente, yo creo que, lamentablemente, nuestro corazón no está suficientemente conmovido para la necesidad espiritual que existe a lo largo del mundo.

Entonces, la mayoría de los cristianos están preocupados con los problemas que tienen aquí, enfrente de su cara, y no estamos contemplando el hecho de que hay lugares en el mundo donde gente pueda nacer y morir y nunca encontrarse con un seguidor de Jesús, con la Biblia en su idioma, con una iglesia que se reúne y se congrega. O sea, no van a encontrar la vida abundante que tú ya has conocido.

Entonces, yo creo que parte es que la iglesia tiene que plantear una urgencia, una visión urgente, de por qué, como creyentes, esto nos debería importar. Y luego, hay un montón de herramientas muy prácticas. Yo imagino que tu familia usa unas; yo tengo varias aplicaciones que todos los días me tiran: este es el pueblo particular, estas son sus dificultades, los desafíos, estas son las oportunidades que existen, esta es la cantidad de obreros que hay ahí, y que puedas orar por ellos.

Hay cosas muy prácticas que podemos hacer. Pero, a final de cuentas, cuando Jesús mira la cosecha en Mateo, dice: “La mies es mucha, los obreros son pocos.” Y la solución que Jesús le da a sus discípulos es: así que pídanle al Señor de la mies que envíe obreros.

El llamado de Jesús no es primero hacer estrategia o actuar; es primero hincarnos y pedirle a Él, que es quien llama, quien envía, quien obra, quien ama más a esas naciones no alcanzadas, es Dios. Y que nosotros podamos acercarnos al Señor de la mies y pedir que Él envíe obreros.

DAVID PUERTO:

Y queremos dejar un par de recomendaciones. “Etnia no alcanzada del día” es una aplicación que pueden descargar en sus teléfonos gratis. Y también hay otra que se llama “Operación Mundo”. Tienen diferencias. Una ora por pueblos, otra ora por países, pero son herramientas gratis, al alcance literalmente de tu mano, que puedes usar para orar por aquellos lugares y pueblos donde el acceso al evangelio es poco.

Hablamos de la oración. Faltan varios encuentros más, pero no se despeguen. Quédense con nosotros y nos encontraremos muy pronto.